Nico & Dani
Nico & Dani (Krámpack)
(2000)
Director: Cesc Gay
Writers: Tomás Aragay, Cesc Gay, Jordi Sánchez
Genre: Comedy / Drama / Romance
Synopsis: Coming of age, on a Barcelona beach, during an eventful week: Nico arrives at Dani's for part of the summer. Dani's parents are away, Nico is keen to lose his virginity, and Dani, who's been Nico's friend since grammar school, wants time only with Nico. Dani's plans to hunt and fish are waylaid when Nico catches the eye of Elena and her cousin Berta. He wants to go to the beach with the girls, cook them dinner, and make love to at least one of them. Dani wants social and physical contact with Nico. Watching from a short distance are Sonia, Dani's tutor, and Julian, a gay writer, who picks up Dani's vibes. Can Nico and Dani sort out friendship as well as their mixed desires?
Cast:
Fernando Ramallo .... Dani
Jordi Vilches .... Nico
Marieta Orozco .... Elena
Esther Nubiola .... Berta
Chisco Amado .... Julian
Ana Gracia .... Sonia
Myriam Mézières .... Marianne
Muntsa Alcañiz .... Madre de Dani
Mingo Ràfols .... Arturo
Pau Durá .... Mario
Eduardo González .... Camarero
Gaelle Poulavec .... Chica
Jesús Garay .... Padre de Dani
Eloi Yebra .... Manu
Jordi Sánchez
Mònica Glaenzel
Joel Joan
Also Known As:
Krámpack
MPAA: Rated R for strong sexual content, some drug use and language - all involving teens.
Runtime: 91 min
Country: Spain
Language: Spanish / English
Color: Color
Sinopsis
Verano de 1999. Dani pasa las vacaciones en una casa de una población costera. Sus padres se van de viaje y lo dejan en compañía de Nico, su mejor amigo y compañero de Instituto. A pesar de la supuesta vigilancia de Marianne, la asistenta y de Sonia, la profesora particular de inglés de Dani, los adolescentes aprovechan la tan deseada libertad para meterse de lleno en el cálido ambiente estival del pueblo. Los chicos conocen a dos chicas. Berta persigue a Dani. Dani se cuelga de Nico. Nico tontea con Elena. A Elena le gusta Dani pero acaba con Nico. Nico sólo quiere pasárselo bien, pero acaba liado con todos.
Referencias
• El director es Cesc Gay, cuya primera película, titulada Hotel room, fue estrenada hace un año.
• Está protagonizada por el joven Fernando Ramallo (La buena vida), que esta misma temporada ha estrenado El corazón del guerrero.
• También interviene Marieta Orozco, que consiguió un Goya por Barrio y Jorge Vilches, un acróbata de circo que debuta en el cine.
• Se inspira en una obra teatral del catalán Jordi Sánchez en la que el principal cambio ha sido convertir a los protagonistas en adolescentes.
• También interviene la veterana Myriam Mezieres.
• Consiguió el Premio al mejor director en el III Festival de Cine Español de Málaga.
• Se presentó en la Semana de la Crítica del Festival de Cine de Cannes 2000.
• El título hace referencia a la palabra utilizada para definir la masturbación.
Review
"Nico y Dani tienen 16 años, son vírgenes y están sin pareja. El papá de Dani partió de viaje, dejándolo solo en la casa –una muy bonita, cerca de una playa del Mediterráneo español–, y Nico, que vive en Barcelona, ha llegado para compartir estas vacaciones con su amigo. Nico y Dani tienen apuro, porque las hormonas empujan, y esto dará lugar a diversas experiencias dentro y fuera de la casa. Y sobre todo, a experimentos, que tendrán distintas consecuencias para uno y otro.
El primero de estos experimentos se llama igual que la película de Cesc Gay (dicho sea de paso, codirector de Hotel Room junto al argentino Daniel Grimelberg). Al volver de un boliche en el que compartieron unos tragos con dos bellas jovencitas, cosa que los dejó calientes, uno propone "hacer un Krámpack", el otro acepta, y ambos comienzan a masturbarse simultáneamente. En este punto dos personas abandonaron decididamente la sala. La primera mitad del film avanza ágilmente. Poco después del Krámpack ya los tenemos en una segunda fase de experimentación: Nico y Dani ya no se masturban al unísono, sino que se hacen la paja el uno al otro. Algo más tarde Dani, que se entusiasma más que su amigo con estas prácticas, le pide a Nico que lo penetre desde atrás. Dicho y hecho. Esto determinó que otras cuatro personas dejaran sus butacas.
Yo estuve lejos, muy lejos de asquearme, pero no dejó de sorprenderme la espontaneidad, la no conflictividad con que estos muchachitos encaran sus primeros pasos sexuales en el terreno de la homosexualidad. Por un lado desconcierta, porque no suena del todo verosímil. Pero también queda claro que el relato (en el que Cesc Gay no juzga ni cuestiona para nada a sus personajes, ya que para eso –declaró– "están los curas y los jueces") plantea a los escarceos homosexuales como un puente, como un escalón posible entre la pubertad y la vida heterosexual adulta. En este sentido, las jovencitas del boliche, que se llaman Elena y Berta, estarán siempre allí, compartiendo salidas con los protagonistas, reboleando sus propias hormonas, seduciéndolos, lo que genera una tensión muy interesante en torno de dos variantes palpables, y a la vez opuestas, para la sexualidad presente y futura de ellos.
Lo que resta verosimilitud, en definitiva, son tenues pero concretos desajustes en los diálogos, en las actuaciones y en el humor, que no siempre encuentran su sitio. Es que Krámpack tiene algo del cine de Eric Rohmer, pero le falta ese tono justo, difícil, esquivo, que el veterano realizador francés maneja como nadie a la hora de adentrarse en temas juveniles densos... con pinceladas ligeras.
Completamente demás está el personaje de Marianne (Myriam Mezieres), una inmigrante que trabaja de cocinera en casa de Dani, cuarentona atractiva que habla en cocoliche (no alcancé a descifrar el origen de su lengua) y nunca acierta con las posturas y los gestos. Algo parecido sucede con otros roles secundarios. Fernando Ramallo y Jordi Vilches, aunque desparejos, salen airosos en los roles centrales, lo que resulta doblemente meritorio habida cuenta del desafío interpretativo que implican todas esas secuencias subidas de tono. Marieta Orozco y Esther Nubiola, como Elena y Berta, no podrían estar mejor. Guillermo Ravaschino .....
....."Es verano en la costa mediterránea. El sol cae de punta cuando Dany va a buscar a su amigo Nico a la estación. Los padres de Dany estarán ausentes por diez días, la misma cantidad de tiempo que ellos pasarán juntos, de vacaciones.
Ambos personajes, compañeros de la secundaria, tienen más diferencias que similitudes. La amistad que los une es tan inconsistente y fugaz como una pequeña brisa marina. Pero están ahí, entretenidos, jugando a los cazadores mientras su cuerpos se llenan de pelos y la voz les sale entrecortada. Dany es el chico estudios, Nico el haragán.
La edad, la poca ropa, el calor y la inactividad ayudan a que el par de adolescentes tenga las hormonas en ebullición permanente. Eso sí, ellos se proponen de una vez por todas terminar en esos días con la tan añeja virginidad. El problema es que el objeto de deseo para Nico, quien muere por encontrar a una chica de su edad con el mismo apetito sexual, va en otra dirección a la de Dany. La tensión sexual se hace evidente y va en aumento, con peligro de explotar frente al espectador.
La necesidad de ambos por saciar sus necesidades los lleva a experimentar en sí mismos y a veces con el cuerpo del otro (de ahí el título del film).
Claro, Cesc Gay (¿apellido natural o por vocación?) aprovecha la impronta chauvinista, es decir, los participantes del juego homosexual “desconocen” que los mismos juegos utilizados por adultos impliquen una orientación sexual distinta, para ellos la autosatisfacción es sólo un poco de placer, y poco importa quien lo provea: hombre o mujer, a sí mismos o un prójimo. Desde ese punto de vista, el sexo sigue siendo parte inocente de sus juegos. Seguramente, la definición sexual posterior dará cuenta del paso a la etapa adulta.
Un par de lindas chicas ingresan en el juego, al parecer todo saldrá a la perfección y ambos experimentarán la “primera vez”. Sin embargo, uno de los dos varones parece estar involucrado sentimentalmente con el otro y los celos amenzan la armonía. La obsesión es propia de esa etapa y muchas veces coincide con personas del mismo sexo. Ambiguedad que puede ser malentendida por un adulto.
Con esos elementos juega el guión, con esos elementos Cesc Gay construye un complejo universo que focaliza en el no menos pedregoso camino de la iniciación sexual en la adolescencia.
El cronolecto está presente en los diálogos y estos están aderezados con humor y poca profundidad, como es lógico en esa edad.
El film consigue su objetivo de atrapar al espectador y es eficaz, ya que logra transmitir la frescura de los personajes sin comprometer la credibilidad y al mismo tiempo trabaja “lo diferente” a través del personaje díscolo, a veces perverso y siempre intrigante de Dany.
El film de Cesc Gay, quien debutó en la realización de largos en 1998 con "Hotel Room" (el codirector fue el argentino Daniel Gimelberg), obtuvo distinciones en los festivales de San Sebastián, Miami y Chicago. " Andrés San Martín.............
Fernando Ramallo
Fernando Ramallo guarda un recuerdo muy especial de la película Krampack, una comedia de adolescentes que interpretó junto a Jordi Vilches, otro actor revelación. “Es el trabajo del que me siento más orgulloso”, dice. Por este papel recibió hace un par de años el Premio Young European Talent Award Festival de cine de Giffoni (Italia).
También importante, en la vida profesional de Fernando, fue su papel en la película mítico-fantástica El corazón del guerrero, de 1999, así como su participación en la película de Miguel Bardem La mujer más fea del mundo.
El año pasado fue una directora, Ana Díez, quien le eligió para protagonizar su película Algunas chicas doblan las piernas cuando hablan. Aquí Fernando hace de Jaime, un joven que prefiere pasar las fiestas de San Fermín en la piscina, dibujando a las chicas que pasan por allí. Hasta que Eva se cruza en su camino y Cupido les une.
En poco más de un mes le veremos en televisión, interpretando a un chico que va a Londres a estudiar y a madurar, cuando unos pícaros se cruzan por su camino. “Confiamos mucho en la serie”, dice.
El actor Fernando Ramallo, de 21 aos, protagonista de la pelcula Krmpack, inaugur en Coslada la 2 Muestra de Cine Gay y Lsbico de esta localidad que organiza GUIRIGAY, el colectivo gay-lsbico de Henares.
Con su experiencia en el rodaje de la pelcula como algo que cuenta una historia natural y que, por lo tanto, se interpreta con naturalidad. La pareja de Nico y Dani tena unas relaciones y unas expectativas como las que puede tener cualquier par de amigos en esa fase tan difcil del fin de la adolescencia. Fernando Ramallo, acaba de terminar de rodar una nueva cinta en la que vuelve a interpretar el papel de un gay. A preguntas de los asistentes, no tuvo problemas en reconocer que si alguien le encasilla en personajes gays sera para l un orgullo, pues demostrara que la interpretacin de sus papeles ha sido creble.
Krmpack, dirigida por el cataln Cesc Gay, fue una de las pelculas revelacin del ao 2000, en que consigui superar en toda Espaa una recaudacin de ms de 130. Millones de pesetas. La historia de estos dos adolescentes est dando la vuelta al mundo, recibiendo numerosos premios de distintos festivales.
Cuatro largometrajes y ocho cortos es el bagaje profesional de Fernando Ramallo (Madrid, 1980), el joven actor al que Cinema Jove le ha augurado un futuro de cine en su edición de este año. Con aspecto de adolescente despistado, Ramallo afirmó ayer en Valencia que se divierte haciendo cine, una profesión a la que accedió casi por casualidad, cuando fue elegido en el instituto donde estudiaba para protagonizar al Tristán de La buena vida.
Debe de ser complicado para un chico de 20 años asumir la responsabilidad de ser uno de los actores con más proyección del cine español. Y más si la fama te llega de repente, sin ni siquiera haber pensado jamás en buscarla: "A mí no me gustaba el cine, como mucho iba a ver alguna película de acción con los amigos y poco más". Pero Fernando Ramallo no lo lleva nada mal. Tiene bastante claro que no trabaja en esto "por dinero". "Vivo con mis padres y eso me da una cierta libertad a la hora de elegir papeles". De ahí que, a la hora de seleccionar sus trabajos, haya procurado no meterse en algo que le "pudiera salir mal". "De todas formas, creo que he tenido mucha suerte con lo que me han propuesto". Desde su debú como el adolescente obligado a madurar rápidamente de La buena vida, de David Trueba, Ramallo, hubo de asumir que aquella experiencia en el mundo del cine era algo más que una mera diversión. "En el tercer día del rodaje, en una escena en la que tenía que llorar dentro de una bañera, supe que podía dedicarme a esto". A partir de ahí comenzó su proceso de formación: "Primero me tuve que ver casi 100 películas para saber lo que era el cine y, cuando hice Carreteras secundarias, empecé a estudiar arte dramático. Emilio Martínez Lázaro tenía muy clara la película que quería hacer desde el primer momento y yo, al lado de gente con muchas tablas, como Resines o Maribel Verdú, aprendí muchísimo". Después vinieron El corazón del guerrero, de Daniel Monzón, y Krámpack, de Cesc Gay, que le han labrado un prestigio como actor especializado en interpretar chavales con un grado de madurez superior al de su edad. "Creo que eso pasará con los años. Dicen que la cara te cambia a los 22 años y yo tengo 20. De todas formas, no me gustaría que me encasillaran en ese tipo de papeles toda mi vida y, desde luego, no me haría mucha gracia ser el Michael J. Fox español".
Jordi Vilches
Jordi Vilches (Salt, 1980) reúne todos los requisitos para ser galardonado con el premio honorífico por su carrera futura. Tras cinco películas se permite escoger los papeles que más le interesan y, cuando acaban los rodajes, tomarse vacaciones de meses en las que aprovecha para desconectar y recorrer el mundo. Con un currículum en la actuación tan sorprendente como variopinto, tiene todo el tiempo a su favor para ratificar un futuro de cine.
Venía del circo y el teatro, payaso, acróbata y malabarista, entró en el cine de puntillas haciendo el papel de un adolescente que descubre su homosexualidad, en Kràmpack. Intentó después ser soldado en Guerreros. Como atracador y delincuente cómico le fue bastante mejor, junto a Antonio Resines y Elena Anaya, en Dos tipos duros. Y finalmente, como currito de los años 70 que se cree lo de los ovnis y acaba por suicidarse junto a su compañero, en Platillos volantes. La carrera cinematográfica de Jordi Vilches todavía no es muy abultada, pero ya ha tocado la comedia, la tragedia y el drama con un denominador común: se cree lo que hace.
Con este galardón, el festival reconoce el acierto en los primeros pasos de la carrera de este joven actor, quien afirma: "Del cine, lo que más me gusta es que conoces un mundo diferente en cada película: un director, una forma de trabajar, unos compañeros, un género, cosas buenas y cosas malas. En cada filme voy decidiendo qué es lo que me gusta del cine y de mi propia actuación. Cada película es una oportunidad para corregir errores pasados".
Jordi Vilches es consciente de su papel de aprendiz: "sólo llevo cinco películas y son todas muy diferentes entre sí; no he repetido género, ni tipo de personaje, porque ahora estoy en la fase de ir probando. Ya llegará el tiempo de decidir qué se me da mejor y qué no me sale", y tiene ganas de seguir indagando en el difícil oficio de ser otro ante los espectadores, para evitar que le encasillen en sus primeros papeles: "de momento, tengo ganas de experimentar, aunque es difícil porque los demás tienden a encasillarte hagas lo que hagas. Hay que tratar de evitarlo; por eso, si me dan la oportunidad de hacer algo distinto, la aprovecho."
Dice el crítico cinematográfico Juan Sardá que "Hay dos tipos de futuras estrellas: las que se mueren de ganas de triunfar y se les nota, y las que también, pero disimulan. Algunos incluso lo hacen tan bien como Jordi Vilches, que debe de saber que tiene más talento que la media pero hace como que le resbala. Él, pase lo que pase, pone ese careto de pasmado a lo Buster Keaton".
Vilches recela de la fama y tiene muy claro que su objetivo al trabajar en el cine no es adquirir popularidad: "creo que hay muchos actores que quieren llegar involuntariamente a la fama rápida y se dejan llevar, con lo que quedan luego como papanatas o trabajan así cada cosa que luego hacen esfuerzos para demostrar que son serios. Pero puedes ser muy normal sin tener que hacer el imbécil por ahí. Habrá actores que les encantará hacerse fotos, salir aquí, ahí. Me parece bien, lo entiendo, pero yo prefiero gastar mi tiempo libre en otra cosa."
Adora de su profesión el ambiente que se genera en los rodajes: "pongo todas mis energías. Es un trabajo divertido el hecho de hacer películas, todo el follón del equipo, estar ahí metido... A mí, si no fuera por el rodaje, todo esto no me interesa para nada. Porque al final rodar me gusta, porque me lo paso bien". Pero, para Jordi Vilches, no es todo trabajar; con 24 años ha abogado por una particular filosofía de vida: "en cuanto termino una película me suelo ir unos cuatro meses. Es una buena forma de desconectar de los rodajes y volver con ideas frescas. Después, llegar de un viaje y empezar a rodar es una pasada, estás fresco descansado, con ganas de currar. "
Pero estos no son motivos suficientes para que Jordi Vilches no pueda opinar abiertamente sobre el cine español y su industria, con los que se muestra crítico y los acusa de no arriesgar en sus propuestas: "aparte de dos, tres, cuatro directores en España que realmente dan la talla cada vez que hacen una película, no es un cine arriesgado, no proponen, los productores no se atreven a invertir en proyectos que no sean muy comerciales y eso limita las ideas de los que crean. Si realmente hubiera ganas de hacer cosas nuevas y salir adelante, se harían. Habría gente que pondría dinero, pero no es así, no creo que haya un interés para que España tenga un cine importante."
Pese a su juventud, Vilches rebosa personalidad, se desmarca de las tendencias dominantes y aboga por una filosofía de vida personal que demuestra que tiene muy claro lo que quiere.
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