Saturday, August 09, 2008

Habana Blues





















La oportunidad de recorrer la incertidumbre en la vida del cubano y andar las calles de la Habana escuchando buena música no las brinda el filme Habana Blues. Para los cubanos que todavía tenemos el olor a Cuba en la piel resulta verdaderamente emocionante ver las actuaciones de Tito (Roberto Sanmartín), Ruy (Alberto Joel Garcia) y su esposa, Yailene Sierra, jóvenes que nos muestran a sangre fría el dilema de “quedarse en Cuba o escoger la primera oportunidad que se presenta”.

A través de un amigo Ruy y Tito logran contactar a dos españoles productores que buscan músicos underground en Cuba. El contrato que los europeos le ofrecen al grupo al que ellos pertenecen, Habana Blues, no resulta ventajoso. Esto exaspera divisiones entre Ruy y Tito al igual que entre el resto de los jóvenes pertenecientes a la banda musical.

Algunos de los integrantes, por tal de salir de Cuba, aceptan lo que sea; otros, se sienten con el derecho a reclamar mejor remuneración por el valor de su música. Tal dilema envuelve los sentimientos y emociones de estos jóvenes que no encuentran esperanza de un futuro mejor y a quienes la escasez material subyuga día a día.

El filme de dos horas nos da la oportunidad de observar la vida del cubano reflejada en la familia de Ruy, a quien el divorcio le asoma a las puertas con dos hijos pequeños y el cierre del permiso para vender artesanía, a su esposa, se convierte en el leitmotiv que la impulsa a aceptar irse de Cuba hacia Miami en una lancha junto a sus dos pequeños hijos.

Un teatro a punto del colapso, edificios mugrientos y el apartamento de “Ruy” nos trasladan a La Habana real que hoy pulula junto al muro del Malecón y el Paseo del Prado. La miseria no es un término abstracto. Se puede palpar a través de la pantalla con el poder de la imagen que nos brinda el Director de la cinta, Benito Zambrano.




Mas allá del mensaje “apolítico” de la cinta, de que los grupos de Miami financian la búsqueda de “músicos disidentes” y utilizan a terceras personas para su cometido para nada Habana Blues es un filme político. Al contrario, es un retrato humano que logra el nudo en la garganta en los espectadores y las lágrimas en los más sensibles.

Cualquier cubano de cualquier parte del mundo puede verse reflejado en la vida de estos tres jóvenes amantes de la música y, sobre todo, de la libertad.

Mas comentarios

Benito Zambrano (41), director de "Habana Blues", y conocido por la exquisita "Solas" (2000), pasó por Buenos Aires Al nivel de su opera prima, "Habana..." cuenta la intensa historia de Ruy y Tito, dos músicos fuera de la onda musical típica: llenos de rock, sueñan con convertirse en estrellas de la canción, pese a las dificultades que le impone el sistema de vida cubano.

"Cuba es un lugar loco y maravilloso, y esta película es un agradecimiento al lugar que me formó como persona y cineasta", dijo el sevillano Zambrano, que lanzó un deseo:

"Ojalá que Cuba no pierda su alegría... Y haya más libertad que no tenga que estar la gente prostituyéndose para conseguir algo.



La desgracia de los gobernantes latinos es que se convierten en ladrones o dictadores. Y Fidel... (suspira). Fidel es el loco de la isla, pero no el culpable de todo".

Hay un mensaje de fondo que genera hormigueos corporales...

Sí, sobre todo cuando el humor y los sentimientos conviven y se hieren. Es una bella metáfora sobre la dignidad, la amistad y el amor".

Zambrano vivió y estudió en Cuba, por lo que conoce todas las dificultades que representan hacer una película allí. "La isla está cada vez más encerrada; por lo tanto, los cubanos tienen menos alternativas.

Por eso, el grito en el cielo de uno de los protagonistas por abandonar el país como sea parece tan real"

¿Cuál es su máxima pretensión con "Habana Blues"?

Que sea estrenada en Cuba y en Miami, un misión complicada...
El realizador, que elaboró una historia muy desde adentro, mira de frente la realidad sociocultural cubana. "Intenté hacer un film desde las entrañas y muestro cómo es ser joven y vivir en la isla".

¿Es el film que quiso contar?

Yo no soy Almodóvar ni Julio Medem, pero creo que es una historia personal y sensible.



Por Claudia Márquez



Otros detalles
Roberto SanMartin


Roberto San Martín nació en La Habana, el 26 de abril de 1976, en el seno de una familia de artistas: su madre es la actriz Susana Pérez y su padre es el escritor y director de Cine y TV, Roberto A. San Martin. De esta manera Roberto desde pequeño se habituó al ambiente de los platós cinematográficos, los estudios de la TV y los escenarios teatrales. A pesar de ello intentó encontrar su futuro, empezando varias carreras como administrador, francés, dirección de empresas, dirección de cine. Así mismo estudio para diversos oficios como diseñador gráfico u hostelero. Mientras tanto se ganaba la vida trabajando como informático, vendedor y cocinero.
Un día el director teatral Boris Villar se presentó en su casa para hablar con su madre y terminó ofreciendo un papel sin diálogo a Roberto, quien así daba sus primeros pasos en su carrera artística. Poco a poco ficho para varias telenovelas rodadas en Ecuador y Cuba: Las mujeres de Pocholo, Historias personales, Las huérfanas de una obra pía (1999), Violetas de agua (1999) y Enigma de un verano, emitida en 2001, el mismo año en que el actor coqueteó por primera vez con el cine en el cortometraje Encantado. Para entonces Sanmartín ya se había adherido al grupo de teatro "El Publico", con el cual representó La Celestina (2001-2002), Icaros (2003) y Vida y muerte de Pasolini (2003).
El intérprete compaginó estos trabajos con la filmación del largometraje Entre ciclones (2002) y la presentación de programas juveniles culturales como A moverse y Cuerda viva. Gracias a la popularidad alcanzada en su país, Benito Zambrano le confió seleccionar a actores que pudiesen interpretar a músicos para su filme Habana Blues. En dicho proceso, le sugirieron que entregase su ficha para que pudiese dar vida a algún personaje de reparto. Finalmente le tocó en suerte uno de los dos protagonistas, Tito, un músico que decidía abandonar la isla para establecerse España. Sin darse cuenta el propio actor experimentaría las mismas vivencias que las experimentadas por el rol que representaba: Sanmartín dejó La Habana -separándose así momentáneamente de su mujer-, se instaló en el barrio de Lavapies en Madrid, y se introdujo en el mercado español. En esos momentos Habana Blues fue seleccionada para el Festival de Cannes de 2005, al que acudió acompañado de su director y del equipo. Para entonces, Sanmartín ya había filmado La semana que viene (sin faltas) junto a Imanol Arias, donde dio vida a un hombre que se ganaba la vida tunneando.
En verano Roberto Sanmartín se presentó a las pruebas de casting para interpretar en Aquí no hay quien viva a Yago, un ecologista de Aldeas Verdes, de talante progresista y anticonsumista que ve sus ideales tambalearse al iniciar una relación con Lucía (María Adánez), una treintañera "pija"... Elena Arnao le seleccionó por sus pintas de hippy y al considerar que el actor proyectaba la imagen de hombre aventurero, que ama por encima de todo la vida, y está dispuesto a asumir riesgos. A lo largo de la serie Yago seguía emprendiendo acciones de protesta contra los empresarios y promoviendo huelgas, a la vez que se acostumbraba al confort capitalista...
Sanmartín al mismo tiempo se incorporó al rodaje de La dama boba donde en principio debía dar vida al paje de un aristócrata (Liseo: Luis Merlo). Finalmente la renuncia de Merlo a consecuencia de su agenda apretada le permitió sustituirle. Para ello Sanmartín tuvo que tomar clases de dicción con Alicia Hermida. Su interpretación de noble afeminado, humillado y rechazado por la mujer que ama (Nice: Macarena Gómez), le valió el premio de Mejor actor secundario en el Festival de Málaga de 2006.
Ese mismo año Sanmartín y Vladimir Cruz participaron en el homenaje al cine cubano dispensado en el Festival de Cine del Sahara. Completó el año rodando el cortometraje El regalo, sumándose al reparto de la película Soy un pelele donde interpretó a un homosexual que al recuperar la conciencia tras un coma no es consciente de su identidad sexual, y fichar junto con el resto de reparto de Aquí no hay quien en la serie La que se avecina.

"""Silvio Ramírez (Roberto San Martín)
Treintañero gay que trabaja en un bar de ambiente. Vive junto con su amiga Cris en el 1ºA.
Se lleva mal con los Recio y muy bien con Silvio y Sandra. Estuvo apunto de casarse con Cris por los papeles pero se enamoró del cura que les iba a casar.
Después de la marcha de Cris, vive en el trastero de Enrique y trabaja como camarero en su bar.""""""


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